Las francesas Lili Boulanger (1893-1918) y su hermana Nadia Boulanger (1877-1979) son dos figuras fundamentales de la música de finales del siglo XIX y principios del XX.
Lili, que en 1913 resultó ser la primera mujer en ganar el Premier Grand Prix de Rome por su cantata Faust et Hélène, fue una gran compositora que falleció prematuramente; Nadia, fue extremadamente longeva, y consiguió destacar como compositora, intérprete y directora, pero sobre todo como profesora.
Otras compositoras e intérpretes contemporáneas e igualmente brillantes fueron la americana Amy Beach; las polacas Wanda Landowska, muy relevante como profesora en el ámbito de la música antigua, y Grazyna Bacewicz, compositora, pianista, violinista y profesora; Alma Mahler, cuya carrera musical se vio gravemente perjudicada por su matrimonio con Gustav Mahler; Germaine Tailleferre, compositora y pianista francesa vinculada al grupo de Los Seis; la americana Ruth Carwford Seeger, compositora e investigadora del folklore de su país; las españolas Rosita García Ascot, pianista y compositora, y Emiliana Zubeldia, profesora y directora de orquesta y coro, además de pianista y compositora, y María Rodrigo, compositora, pianista y docente española.
Como predecesoras suyas en el campo de la composición podemos recordar a la trobairitz Condesa de Dia, a Gracia Baptista y Maddalena Casulana en el Renacimiento, a la francesa Elisabeth-Claude Jacquet de la Guerre y a la italiana Barbara Strozzi en el Barroco, a Theresia von Paradis y Marianne Martínez en el Clasicismo, o a Clara Schumann y Fanny Mendelssohn en el siglo XIX.
Actualmente son ya numerosísimas las mujeres que se dedican profesionalmente a la interpretación, composición o dirección orquestal, entre otras cuestiones. Citaremos a las españolas Marisa Manchado, compositora de música para escena y electroacústica, y Mercedes Zavala, muy implicada en la recuperación del repertorio histórico de las compositoras.