Biografia
Françoise Lilar nació en Amberes (Bélgica) el 6 de julio de 1930. Hija de Albert y Suzanne Lilar, ambos abogados, pasó la mayor parte de su infancia en la hermosa casa burguesa de la Rue Jordaens. Unos padres prestigiosos (Albert Lilar, futuro ministro, y Suzanne, cuya carrera literaria estaba a punto de comenzar), una sociedad selecta, encuentros con artistas, todo esto llevó naturalmente a la joven Françoise a las letras: su primera obra apareció cuando tenía diecisiete años. Precoz en todo, ansiosa por vivir, se fue a los Estados Unidos, se casó allí y tuvo un hijo. Regresó a París y adoptó el seudónimo de Françoise Mallet-Joris para publicar, en 1951, Le Rempart des béguines, que trata de una joven rebelde por su entorno burgués, de Amberes, y que vive una aventura apasionada con la amante de su padre. El tema de este libro y la juventud de su autora explican el impacto de la novela y el escándalo que originó. El éxito se confirmó con La Chambre rouge (1955). Pero my rápidamente, se afirmó la necesidad de Françoise Mallet de sorprender al lector y, tal vez, de sorprenderse a sí misma alejándose de sus primeros escritos: en 1958, L'Empire céleste (premiado por Femina, tras habérselo negado en 1956 con Les Mensonges) presenta un entorno cerrado donde evolucionan personajes que el destino ha reunido por casualidad.
El Nouveau Roman fascinó a los círculos literarios parisinos, y Françoise Mallet-Joris abordó en Lettre à moi-même el problema de la novedad de formas y estilos, para expresar requisitos imperiosos del alma. Al mismo tiempo, se mantuvo alejada de las experiencias anquilosadas. En esta Lettre, refinó su visión de los demás y de sí misma, y encontró en ella el tono lúcido y lleno de humor que sin duda es una de sus marcas de estilo. En 1970, La Maison de papier consiguió un gran éxito: el lector va descubriendo peldaño a peldaño, más allá de un mundo familiar, la alquimia de la vida de una mujer, que es el ejemplo de muchas otras. Françoise Mallet-Joris se muestra en sus preocupaciones cotidianas, en sus inquietudes como madre, pero también en su evolución como escritora. Este libro aparece para muchos como un soplo de aire fresco y un retorno a la realidad. En la misma línea, podemos mencionar Allégra (1976), Dickie-roi (1980), Le Rire de Laura (1985), Divine (1991). Ya sea: Allégra, una joven solitaria en el seno de una familia excéntrica que, paradójicamente, encuentra, en un joven árabe mudo, su único interlocutor; Jeanne que, queriendo cambiar su apariencia, se da cuenta demasiado tarde de que se está desorientando; Laura embarcándose con su hijo en el difícil camino que quizás lo sacará de las drogas; o Dickie perdido en el mundo del espectáculo, todos, a su manera, traducen una realidad, la realidad de nuestro mundo que se busca a sí mismo.
Pero Françoise Mallet-Joris es muy diferente de lo que los libros de texto de literatura denominan "una escritora testigo de su tiempo", ella que declaró en su discurso de aceptación en la Academia: “Me gustaría que pudiéramos escribir con ambas manos y que cada una escribiera lo contrario de la otra”. Muy rápidamente, mostró un gusto pronunciado por la historia, ya sea real o reconstruida: Marie Mancini (1964), Les Âges de la nuit (1968), Les Larmes (1993), pero la historia no como un escape sino como el encuentro de almas, de muy bellas mujeres especialmente. La última novela Les Larmes puede aparecer como una especie de resumen emblemático de toda su obra: encontramos, pintada con la meticulosidad de una encajera, la descripción de la poco conocida técnica de la ceroplástica, pensada a principios del siglo XVIII para aficionados. La obra maestra de Catherine es un busto de mujer con un perfil perfecto y otro despellejado para la lección de anatomía. ¿No simboliza esta Nefertiti de la época de la Regencia la ambición de todo artista de mostrar al mismo tiempo el ensamblaje de tejidos, el circuito de venas, glándulas, nervios y, justo al lado, la superficie suave del rostro de una mujer hermosa? Retratar el individuo, ¿no es todo esto? El trabajo de la pequeña Catherine, en su lenta iniciación en la difícil profesión que es la suya, representa un poco el desafío de cualquier escritor que intenta entregar todo el ser que quiere retratar. En esta novela barroca, Françoise Mallet-Joris vuelve a tejer uno de los hilos de la literatura belga, la complementariedad entre fealdad y belleza, este hermoso horror querido por Crommelynck o Ghelderode.
Lo que también llama la atención es su intensa creatividad. Mientras algunos repiten desesperadamente el mismo tema, visten sus viejas fantasías con harapos de moda, Françoise Mallet-Joris se permite el lujo de derrochar ideas y de apenas abordar ciertos personajes. ¿Cuántos personajes apenas esbozados habrían sido héroes extraordinarios de una novela? Pero la escritora corta a partir de una tela completa… personajes reales vislumbrados en la realidad, personajes sintéticos a la manera de Balzac, personajes nacidos de su propio teatro de sombras, ¿quién sabe? Y ¿es esa la cuestión?
Además, ella que dice que hace literatura como se hace un zapato, y ha sido capaz de evitar la trampa de la repetición, del tema prolongado. En resumen, creó una obra tupida, abundante, constantemente renovada, atravesada, como algunos cuadros antiguos, por un destello, una búsqueda de misticismo, ese rayo que golpea duro a Madame Guyon, pero también quizás Allégra, Laura, Divine o Adriana…
La curiosidad de Françoise Mallet-Joris la llevará a interesarse por la canción: será la letrista de Marie-Paule Belle, demostrando que nada en el lenguaje es trivial. En 1971, cumplió con uno de los deseos más profundos de su madre, Suzanne Lilar, entrando en la Academia Goncourt y, el 9 de octubre de 1993, teniendo doble nacionalidad, fue elegida para ocupar la silla de la Academia de la Lengua y Literatura Francesa de Bélgica, tras la salida de su madre. Su discurso de aceptación en la Academia le dio la oportunidad de volver a sus raíces, le permitió decir todo lo que debía a su país, Bélgica, y a la importancia de sus raíces, pero sobre todo, encontraremos la expresión de la deuda de una hija con su madre, deuda intelectual en primer lugar, pero sobre todo deuda emocional.
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Françoise Lilar naît à Anvers le 6 juillet 1930. Fille d'Albert et de Suzanne Lilar, tous deux avocats, elle passa la plus grande partie de son enfance dans la belle maison bourgeoise de la rue Jordaens. Des parents prestigieux (Albert Lilar, futur ministre, et Suzanne dont la carrière littéraire va commencer), une société choisie, un rendez-vous d'artistes, tout cela amène naturellement la jeune Françoise vers les lettres : son premier recueil paraît lorsqu'elle a dix-sept ans. Précoce en tout, avide de vivre, elle part aux États-Unis, s'y marie et a un enfant. Elle rentre à Paris et adopte le pseudonyme de Françoise Mallet-Joris pour publier, en 1951, Le Rempart des béguines qui met en scène une jeune fille révoltée par un milieu bourgeois - et anversois – vivant avec la maîtresse de son père une aventure passionnée. Le thème de ce livre et la jeunesse de son auteur expliquent l'impact du roman et son effet de scandale. Le succès se confirme avec La Chambre rouge (1955). Mais très vite s'affirme le besoin pour Françoise Mallet-Joris de surprendre le lecteur et, peut-être, de se surprendre elle-même en sortant de ses tout jeunes sentiers battus : en 1958 L'Empire céleste (couronné par le Femina qui avait dédaigné en 1956 Les Mensonges) présente un milieu clos où évoluent des personnages que le destin a réunis par hasard, déjà une sorte de clin d'œil de l'ange.
Le Nouveau Roman fascine les milieux littéraires parisiens, Françoise Mallet-Joris a abordé dans la Lettre à moi-même le problème de la nouveauté des formes et des styles traduisant une impérieuse exigence de l'âme. Elle se tiendra donc à l'écart des expériences sclérosantes. Dans cette Lettre, elle affine son regard sur les autres et sur elle-même et y trouve le ton à la fois lucide et plein d'humour qui sera certainement une de ses marques. La Maison de papier remportera, en 1970, un énorme succès, le lecteur y découvrira, comme par strates, au-delà d'un monde familier, l'alchimie d'une vie de femme, exemplaire de bien d'autres : Françoise Mallet-Joris s'y montre dans ses préoccupations quotidiennes, dans ses soucis de mère, mais aussi dans son cheminement d'écrivain. Ce livre apparaît à beaucoup comme une bouffée d'air frais et comme un retour à la réalité. Dans la même veine, on peut citer Allégra (1976), Dickie-roi (1980), Le Rire de Laura (1985), Divine (1991). Que ce soit Allégra, jeune femme solitaire au sein d'une famille fantasque qui trouve paradoxalement dans un petit Arabe muet son seul interlocuteur; Jeanne qui, voulant changer son apparence, se rend compte trop tard qu'elle s'y perd; Laura entamant avec son fils le difficile chemin qui le sortira peut-être de la drogue, ou Dickie égaré dans le monde du spectacle, tous, à leur manière, traduisent une réalité, la réalité de notre monde qui se cherche. Mais Françoise Mallet-Joris est bien autre chose que ce que les manuels de littérature nomment l'écrivain témoin de son temps, elle qui a déclaré dans son discours de réception à l'Académie :«Je voudrais que l'on pût écrire des deux mains et que chacune écrive le contraire de l'autre» Elle a très vite manifesté un goût prononcé pour l'histoire, soit réelle, soit reconstruite : Marie Mancini (1964), Les Âges de la nuit (1968), Les Larmes (1993), l'histoire non pas comme une évasion mais comme la rencontre d'âmes, de très belles figures de femmes surtout. Le dernier roman Les Larmes peut apparaître comme une sorte de résumé emblématique de toute l'œuvre : on y retrouve, peinte avec une minutie de dentellière, la description de la technique peu connue de la céroplastie, destinée au début du XVIIIe siècle aux cabinets d'amateurs. Le chef-d'œuvre de Catherine est un buste de femme présentant un profil parfait et l'autre écorché pour leçon d'anatomie. Cette Néfertiti du temps de la Régence ne symbolise-t-elle pas l'ambition de tout artiste : montrer à la fois l'assemblage des tissus, le circuit des veines, les glandes, les nerfs et, tout à côté, la surface mœlleuse d'un beau visage de femme? Dire l'individu, n'est-ce pas tout cela et le travail de la petite Catherine, au terme de sa lente initiation au difficile métier qui est le sien, représente un peu le défi que se lance tout écrivain qui tente de rendre l'être entier qu'il veut dépeindre. Dans ce roman baroque, Françoise Mallet-Joris retisse un des fils de la littérature belge, cette complémentarité de la laideur et de la beauté, cette belle horreur chère à Crommelynck ou à Ghelderode.
Ce qui frappe aussi, c'est l'intense créativité. Alors que certains remâchent désespérément le même sujet, habillent leurs vieux fantasmes d'oripeaux à la mode, Françoise Mallet-Joris s'offre le luxe de gaspiller des idées, d'aborder à peine certains personnages. Combien de silhouettes tout juste ébauchées qui eussent été d'extraordinaires héros de roman? Mais l'écrivain taille en pleine étoffe… personnages réels entrevus dans la réalité, personnages synthétiques à la Balzac, personnages nés de son propre théâtre d'ombres, qui le sait et est-ce bien là la question? De plus, elle qui dit faire de la littérature comme on fait un soulier a su éviter l'écueil de la redite, du sujet prolongé. Au bilan donc, une œuvre touffue, foisonnante, sans cesse renouvelée, traversée, comme certains tableaux anciens, par un éclair, une recherche de mysticisme, ce rayon qui frappe de plein fouet Madame Guyon, mais aussi peut-être Allégra, Laura, Divine ou Adriana…
La curiosité de Françoise Mallet-Joris l'amènera à s'intéresser aussi à la chanson : elle sera la parolière de Marie-Paule Belle, montrant par là que rien dans le langage n'est anodin. Dès 1971 elle entre à l'Académie Goncourt et, le 9 octobre 1993, ayant la double nationalité, elle est élue (réalisant par là un des désirs les plus profonds de sa mère, Suzanne Lilar) au fauteuil de l'Académie de langue et de littérature françaises de Belgique. Son discours de réception à l'Académie lui donnera l'occasion d'un retour aux sources, lui permettra de dire tout ce qu'elle doit à la Belgique et l'importance de ses racines, mais surtout on y trouvera l'expression de la dette d'une fille à sa mère, dette intellectuelle d'abord, mais surtout dette affective.
Obres
● Le Rempart des béguines (1951). Paris : Julliard.
● La Chambre rouge (1954). Roman, Paris : Julliard.
● Cordélia (1956). Nouvelles, Paris : Julliard.
● Les Mensonges (1956). Roman, Paris : Julliard.
● L'Empire céleste (1958). Roman, Paris : Julliard.
● Les Personnages (1961). Roman, Paris : Julliard.
● Lettre à moi-même (1963). Essai, Paris : Julliard.
● Marie Mancini, Le premier amour de Louis XIV (1964). Biographie, Paris : Hachette.
● Les Signes et les prodiges (1966). Roman, Paris : Grasset.
● Trois âges de la nuit, histoires de sorcellerie (1968) Paris : Grasset.
● La Maison de papier (1970). Roman, Paris : Grasset
● Dickie-Roi (1970). Roman, Paris : Grasset.
● Le Jeu du souterrain (1973). Roman, Paris : Grasset.
● J'aurais voulu jouer de l'accordéon (1975). Essai, Paris : Julliard.
● Allegra (1976). Roman, Paris : Grasset.
● Jeanne Guyon (1979). Biographie, Paris : Grasset.
● Un chagrin d'amour et d'ailleurs (1981). Roman, Paris : Grasset.
● Le Clin d'œil de l'ange (1983). Roman, Paris : Gallimard.
● Le Rire de Laura (1985). Roman, Paris : Gallimard.
● La Tristesse du cerf-volant (1988). Roman, Paris : Flammarion.
● Adriana Sposa (1990). Roman, Paris : Flammarion.
● Divine (1991). Roman, Paris : Flammarion.
● Les Larmes (1993). Roman, Paris : Flammarion.
● La Maison dont le chien est fou (1997). Roman, Paris : Flammarion-Plon.
● Sept Démons dans la ville (1999). Roman, Paris : Plon.
● La Double Confidence (2001). Roman, Paris : Plon.
● Portrait d'un enfant non identifié (2004). Roman, Paris : Grasset.
● Ni vous sans moi, ni moi sans vous (2007). Roman, Paris : Grasset.
- E- BIBLIOTHÈQUE: Du criminel-né à la femme coupable (PDF 84Ko) Communication à la séance mensuelle du 9 novembre 1996
https://www.arllfb.be/ebibliotheque/communications/malletjoris091196.pdf (18-4-2022)
- DISCOURS DE RÉCEPTION, séance publique 18 juin 1994:
Discours de Françoise Mallet-Joris (PDF 80Ko)
Discours de Georges Sion (PDF 71Ko)
https://www.arllfb.be/ebibliotheque/discoursreception/malletjoris18061994.pdf (18-4-2022)
Fuentes: http://www.arllfb.be/composition/membres/malletjoris.html (17/04/2022)