Junto con la Condesa de Dia hay que destacar muchas otras trovadoras: Na Tibors de Sarenom, Almucs de Castelnau e Iseo de Capio, Azalais de Porcairagues, María de Ventadorn, Alamanda, La Condesa (Garsenda) de Provenza, Isabel, Lombarda, Castelloza, Clara de Anduza, Azalais de Altier, Guillerma de Rosers, Bieiris de Romans, Germunda de Montpelier, Alais, Iselda y Carenza.
Por otra parte, en al-Ándalus hubo también reconocidas cantoras, poetas y músicas que llegan a la Península ibérica desde del siglo VIII, y que claramente sientan las bases musicales y poéticas para el surgimiento del movimiento cultural de la lírica trovadoresca: son las esclavas cantoras. Especialmente valoradas fueron las qainat Jamila (s. VIII), Oraib (s. IX), Wallada Bint al-Mustafkí (s.XI), y ya en el período andalusí, de 1238-1492, Qasmuna, Hind, Nisha al-Wahabiyya, Umm, Afza, Fadl, Abi’l Jaish, Warda, Bazya y Muta.
Después de ellas, toda una constelación de compositoras e intérpretes seguirán el camino trazado por estas músicas que desarrollaron todo el potencial de la música profana inspirada en textos líricos. Maddalena Casulana y el grupo Concerto delle Donne serán grandes referentes en el Renacimiento; Bárbara Strozzi y Francesca Caccini en el Barroco.